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Mucha, muchísima carne comen los brasileños. Tienen restaurantes donde cada persona tiene un cartoncito que cuando lo pone de una forma quiere decir que no desea ser servido y cuando lo vira, la otra cara boca arriba, vienen personas con pinchos y le dan un pedacito de carne. Las carnes en los pinchos son diferentes. Uno puede ser chorizo, otro pollo, otro chuletas y así uno pone el cartoncito para que le sirvan y prácticamente no le dejan saborear lo que ya tiene en el plato porque vienen y siguen viniendo más pinchos. |
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Un día almorzamos en uno de esos restaurantes. Ya en Miami lo habíamos tratado, aquí tenemos dos restaurantes de ese tipo. Lo disfrutamos muchísimo porque hasta cierto punto nos sentimos que estábamos haciendo lo mismo, lo único que en São Paulo. Como los restaurantes que tenemos en Miami son cadenas brasileñas, esta experiencia en São Paulo nos daba cierta autenticidad comparativa sobre quien nos acompañe a los restaurantes que tenemos aquí. Ya podemos decir que somos casi expertos en este tipo de comida brasileña. Y después en Brasilia fuimos a otro, así que cuidado que de esto sí sabemos algo. |
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Una cosa que nos agradó mucho de la comida en São Paulo, y realmente en todo el Brasil, fue que aunque puede ser muy abundante, bueno sin límites, en la carne, no se limita a solo carne. Muy amplio el menú en los restaurantes y en todas partes el servicio es tan excelente como la sazón. De la comida no tiene que preocuparse si visita a São Paulo, bueno, sí tiene que preocuparse porque si no se controla usted mismo puede aumentar unas libritas. |
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Nosotros tratamos de evitar comer en todas partes cuando estamos de viaje. Usualmente tratamos de mantenernos en el restaurante del hotel o similar y tal vez uno que otro restaurante para probar la sazón. Una mala digestión y adiós vacaciones. No es por problemas de higiene ni de desconfianza, de lo cual no tenemos quejas en São Paulo. La razón es que nuestro organismo está acostumbrado a una comida posiblemente procesada de forma diferente a como lo hacen en los lugares que visitamos. Por eso son muy pocas las veces que rompemos la rutina. En São Paulo, y después en el otro viaje al centro de Brasil, nos volvieron totalmente liberales en este respecto. |
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Fue tanta la insistencia y el deseo que tenían en complacernos quienes nos acompañaban que en el Mercado de São Paulo comimos dulce guayaba con queso cortado con un cuchillo que no sabemos si estaba limpio o no y después nos comimos un sándwich hecho de forma similar que nos sorprendió lo fuerte que tenemos el estómago. Y ya que estábamos sueltos por el medio de la calle, tomamos guarapo, comimos hamburguesas, bombones de chocolate, y bueno, aquello fue maravilloso. Probablemente no lo volvamos hacer, pero el gustazo nos lo dimos. |
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