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En nuestras visitas a Brasil nos complacimos en ver como la gente quiere y cuida mucho a sus perros, como es en muchos otros lugares. Sin embargo, presenciamos un acontecimiento que nos partió el alma. |
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No vamos a entrar en denuncias porque cuando se ve un caso como este, ese es el momento para actuar, no más tarde venir creando chismes. Ya que es significante y algo en que muchos tenemos que trabajar, lo sacamos a relucir. Lo que sucedió fue que oímos el ladrar de varios perros en un hotel que nos estábamos hospedando. Siendo como un resort campestre y anunciándose como amantes de la naturaleza, nos imaginamos que serían una jauría de perros de cacería. Eventualmente fuimos a saludar a nuestros amigos de cuatro patas. Cuando llegamos a las jaulas, a nuestro asombro, eran perros callejeros. Como siempre hemos dicho, nuestros favoritos. |
Perrilandia |
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Desconcertados al ver aquello tuvimos que preguntar: ¿por qué estaban aquellos perros en jaulas? Resulta ser que los habían recogido de las calles para ser sacrificados en experimentos veterinarios en una convención que sería efectuada la próxima semana en el mismo hotel. Bueno, demandamos una explicación y estábamos dispuestos ir hasta las Naciones Unidas si era necesario por tal de parar aquella atrocidad. Viendo nuestro enojo, nos mostraron los papeles de cada uno de aquellos perros, que hubiésemos pagado por tal de que los volvieran a soltar. Habían sido llevados allí por el departamento de control de animales para ser usados en los experimentos veterinarios. |
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En nuestro país, los Estados Unidos, también se recogen a los perros callejeros y después de un tiempo, si nadie los adopta, se ponen a dormir. No podemos pedirle al Brasil que haga más que nosotros. Entonces regresamos a las jaulas y nos cercioramos que los perros tuviesen agua y nos confirmaron que sí eran alimentados. No demostraban haber sido abusados y los locales estaban limpios, lo cual sabemos muy bien que no es fácil mantener. También nos aseguraron que serían puestos a dormir en una forma humana antes de comenzar los experimentos. |
Acto seguido recogimos nuestras maletas, entregamos las llaves de nuestra habitación y antes de irnos a buscar otro hotel fuimos a despedirnos de aquellos condenados por el simple hecho de haber nacido libre. Fue un momento muy duro y desagradable el despedirnos de aquellos animalitos sabiendo la suerte que les esperaba y nada que pudiéramos hacer. |
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No culpamos la ciudad donde esto sucedió, ni muchos menos al Brasil o a los Estados Unidos. Comprendemos que la higiene pública debe ser mantenida. Pero no podemos aprobar, ni mucho menos alagar, acciones como estas. Personalmente nunca jamás volveremos a poner un pie en ese hotel. Y en general tenemos que buscar otras soluciones a problemas como estos. |