Nosotros somos felices, muy felices, caminando por nuestras adoradas Américas. Aunque aun nos falta mucho por ver aquí, nos complacemos en saludar a la bella Europa. Nos hubiese gustado haber comenzado en Barcelona, o talvez Bilbao, pero el camino es caprichoso y ya que no pudo ser Madrid, pues que sea París.

Como toda gran capital, París es un mundo de por sí. Un mundo de elegancia y cultura donde el visitante no podrá ver más que una pequeña muestra, que recordará por el resto de su vida.

Si es poco el tiempo de que dispone, por lo menos trate de ir hasta el Río Sena, entre la Torre Eiffel y la Catedral. Hay unos botes que navegan el río y por un precio módico los puede usar todo el día.

En esa parte es donde pasamos la mayor parte de nuestro día, y que día. Bueno, no llegamos a entrar al Museo del Louvre que se encuentra en esa zona. Los jardines, museos, monumentos, edificios, son todos arte, lo viejo y lo ultra moderno viviendo en armonía.

Los precios no son abusivos, razonables para una capital, en realidad baratos si nos ponemos a pensar que estamos en París. Mucho respeto y el crimen no lo vimos, pero cuídese de las tarifas de los taxistas. Si se mantiene en las zonas turísticas encontrará todo tipo de facilidades y mucho, mucho más de lo que podrá ver en un par de semanas.