Viaje a Tikal |
Tikal |
Guatemala |
Caminando sin rumbo |
Desde la ciudad de Guatemala viajamos al parque nacional Tikal. Este parque se encuentra en la provincia o departamento de Petén, en la nación de Guatemala. Está localizado al norte, haciendo frontera con México en la base de la Península de Yucatán. |
El viaje se puede realizar en automóvil. Hasta hace un año la travesía tomaba unas veinte horas. Nos informan que gracias a recientes mejoras en las carreteras, se logra en unas ocho horas. La idea nos pareció muy atractiva, pero nosotros no teníamos tanto tiempo disponible. Tuvimos que escoger la vía rápida, por avión. |
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El aeropuerto de Tikal, Petén, Guatemala |
Del jet nos bajamos unos 45 minutos después que despegó en Guatemala. Por lo que vimos hay varias aerolíneas que hacen estos viajes. Algunas de ellas desde otros países cercanos. Lo cual sería muy conveniente si desea seguir la Ruta Maya. |
En el aeropuerto nos esperaban dos guías, como lo habíamos previamente acordado. Por cierto, hay muchos guías allí. Y también taxistas y renta de automóviles que se pueden contratar al llegar. |
Montamos en un minivan, o minibus, y emprendimos el camino por una carretera pavimentada en muy buenas condiciones. El viaje duró alrededor de una hora. |
En la otra dirección, la carretera lo lleva hasta Flores, Santa Elena, y San Benito. Se toma menos de diez minutos llegar a estas ciudades. Para aquellos que deseen quedarse en la zona, hay unos cuantos hoteles en las ciudades y alrededor del inmenso lago próximo a ellas. Nos dijeron que algunos de los hoteles son muy cómodos y atractivos. Nosotros fuimos hasta Flores y la encontramos muy pintoresca. Esta ciudad esta hecha en una islita en el lago. No es muy grande la isla y ya no le cabe una casa más, bien atractiva. |
Al regreso nos trajeron por la misma carretera. Imposible perderse. Las pocas intersecciones tienen letreros bien claros. No cruza montañas, sólo un par de lomitas que no ofrecen ningún peligro. Y atraviesa tres o cuatro pueblos y algunos caseríos, que si se disminuye la velocidad son agradables distracciones a la vista. El único posible peligro que encontramos fueron los animales domésticos en la vía. Tenga precaución y lleve espejuelos para el sol. |
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Pavos domésticos cruzando la carretera a Tikal |
De vuelta en el aeropuerto tuvimos un pequeño incidente. Ya montados en el avión nos pidieron que nos bajáramos porque tenían que hacer alguna reparación. El jet era un DC9 y casi todos los asientos estaban ocupados, estimamos unos cincuenta o sesenta pasajeros en total. Siendo domingo por la tarde, aquello no lucía muy bueno. Nuestro vuelo era el último del día y los empleados de las tiendas y cafetería sólo esperaban que nos fuéramos para cerrar. El avión se negó a arrancar. |
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Sección de la carretera a Tikal |
Lo que pudo ser desagradable, no lo fue. Muchos empleados mantuvieron sus establecimientos abiertos hasta que nos fuimos. La aerolínea mandó otro jet y con un retraso de menos de cuatro horas estábamos en el aire rumbo a la capital. El capitán, quien permaneció con su nave, se portó como un verdadero caballero. Las aeromozas y otra dama de la compañía nunca dejaron de ser amables. Y la señora de la cafetería, salvó el día con unos ricos emparedados que la aerolínea nos obsequio. Este viaje fue el domingo 26 de marzo del 2000. |
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