Situado dentro de lo que hoy en día es una selva tropical que podríamos llamar virgen, Tikal provee el ámbito ideal a un sinfín de especies. Nos mencionó el guía que habían logrado identificar, y hasta cierto punto localizar, 85 núcleos familiares de jaguares viviendo en esta región. Claro, ¿quién quiere ver un jaguar que no esté dentro de una jaula?, no se preocupe, sólo vienen a la zona turística de noche.

Los coatíes, aunque algo pícaros, son también agradables y no demuestran ningún peligro. Estos animalitos, del tamaño de un perro pequeño, los vimos corriendo y jugando en muchos lugares. Los visitantes se quedaban encantados con los ellos.

En la familia de los gallos y faisanes hay dos especies de gran tamaño. Estos son los dos pavos, ambos oriundos de los continentes americanos. Muchos conocemos el otro pavo, el que servimos los días festivos. En Tikal encontramos el Pavo Ocelado que a la distancia se asemeja a su pariente pero de cerca en mucho más colorido.

Hay de todo en Tikal, pero es en la avifauna donde se da gusto el naturalista. Según los libros de las aves, se estima una variedad cerca de 400 especies diferentes en esta región. Claro, no todas están presentes todo el año, ni tampoco el turista va a lograr verlas en una tarde. Vimos muchas más de las que retratamos, las sombras de la selva no nos permitieron hacer justicia.

Nuestro viaje no fue “científico”. Al contrario, fue para descansar la mente y la vista de la computadora. No estábamos contando las especies y mucho menos tomando datos, sólo la cámara fotográfica. Comparando impresiones mutuas, vimos no menos de 30 especies de aves en cuatro o cinco horas. Por cierto no vimos ningún comedor artificial para los pájaros, donde ponen semillas o néctares, como hacen en muchos lugares para atraerlos.