En todas partes que visitamos siempre hay algo diferente, algo característico, algo único, que nos llama la atención. No son cosas específicas, más bien curiosidades. En Buenos Aires vimos varias de estas curiosidades, algunas las logramos retratar y muchas sucedieron tan rápido e inesperadamente que no pudimos captarlas con la cámara. Tal vez, en nuestro próximo viaje a Buenos Aires.

Cosas como un muñeco, que a la distancia tal parece que es una persona, parado detrás de un carro de una dulcería. Cuando vimos esto nos sorprendimos porque el carro iba a buena velocidad y el panadero ni se movía, hasta que nuestro amigo que conducía aceleró y una vez casi al lado del carro de la dulcería pudimos cerciorarnos que era un muñeco y no una persona. De verdad que la primera impresión nos puso nerviosos.

Una flor plateada que se abre de día y se cierra de noche. Varias personas nos comentaron de su costo y de quien la había donado, pero nadie nos dijo aparte de su función artística que significado tiene. De todas formas, muy bonita e interesante.

Los pasea perros de Buenos Aires son famosos, y que manera de haber. En todos los parques, en realidad por todas partes en la ciudad, vimos jóvenes con sus racimos de perros. Hablamos con varios de ellos y todos gente simpática y de buen humor.

Un rottweiler repartidor de periódicos. No, no sabemos en realidad, pero tal parecía que le llevaba la revista que tenía en la boca a alguien cuando lo vimos caminando por una acera, o vereda como le llaman allí, de Buenos Aires. El perro iba caminando sólo, con mucha tranquilidad, y nadie se atrevió a pedirle prestada la revista.