Son muchos los monumentos en Montevideo. Su atracción no es lo gigantesco como en otras capitales. Es el buen gusto y realismo lo que los hace muy atractivos e interesantes. Muchos de ellos llegando a lograr lo que los artistas siempre han soñado, darle vida al mármol; granito y bronce en este obelisco.
El Obelisco de Montevideo, próximo a la Boulevard Artigas, es uno de tales monumentos. No es tan alto, ni tan imponente como los que hemos visto en otras ciudades. Sin embargo lo que tiene de conservador también lo tiene de atractivo y conmovedor.
Desde una pequeña plazoleta se agudiza gradualmente hacia el cielo terminando en pronunciada cúspide. En su base son tres las alegóricas que lo bordean. Una de ellas, La Fuerza es tan real que tal parece que realmente tiene vida y está a punto de desenvainar su espada. Con su mirada fría y sin sentimientos La Fuerza de verdad que, si se detiene a observarla, es intimidante.
Tenemos entendido que este monumento es en honor a los Constituyentes de 1830. Pero nosotros sólo somos caminantes sin rumbo y preferimos admirar el monumento tal y como lo vimos mientras caminábamos por Montevideo; sin que nadie nos lo presentara ni explicara que representa. Las tres alegóricas de por sí dicen claramente el esfuerzo tan grande que requiere la soberanía de una nación.
Si algún día visita Montevideo, detenga el carro y admire al Obelisco aunque sea por unos minutos. Tal vez sea una de las otras dos alegóricas la que lo impresione y no deje de admirar a la que mencionamos aquí, le va a impactar. |