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Tiahuanaco es un pueblito en el altiplano de Bolivia. Tal vez su apariencia sea muy similar a la de muchos otros pueblos de este encantador país. Sin embargo Tiahuanaco tiene algunas peculiaridades que lo hacen muy especial.
Durante la era colonial fue mucho el oro y la plata que de estas regiones se sacó. A pesar de ser metales muy valiosos y deseados, también son muy pesados. De una forma u otra había que llevarlos donde los galeones pudieran cargarlos. Según nos contaron, en el altiplano andino las llamas rinden más que los caballos. Pero las llamas con su elegante porte también tienen un rendimiento limitado. Después de unos cuarenta kilómetros se echan y no hay forma de hacerlas andar. Basados en la naturaleza del animal, se construyeron pueblos de reemplazo, cosa de no dejar que el mineral parara su fluido. Tiahuanaco fue uno de estos pueblos. Esto fue lo que nuestro guía nos dijo y la verdad es que no tenemos la menor idea si esto es verídico o no, pero lo encontramos tan bonito y la posibilidad existe que preferimos decirlo aquí. |
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En realidad sospechamos que Tiahuanaco ya existía antes de que Colón llegara al Nuevo Mundo. Este presentimiento se debe a las ruinas que prácticamente se encuentran en el patio del presente poblado. Las ruinas de Tiwanacu y Puma Punku son dos majestuosas reliquias de una civilización que vivió en esta región cuando aun Roma no existía.
Es muy probable que usted nunca visite este encantador pueblito, pero si va a Bolivia debe de visitar las ruinas de Tiwanaku. Y si quiere ver de verdad, le recomendamos que se hospede por lo menos una noche en Tiahuanaco para que pueda dormir en total paz y tranquilidad. A la mañana siguiente visite Puma Punku, no busque, sólo disfrute. |
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En Tiahuanaco hay varios hostales. Nosotros le recomendamos el Hotel Tiahuanaco. El propietario se llama Don Gastón Ríos y este señor es honesto al máximo. En este hotel también puede desayunar, almorzar y cenar ya que tienen el mejor restauran del pueblo. Nuestro plato preferido, la exquisita trucha a la plancha. Dígale a Don Gastón que lo lleve o envíe a la catedral de pueblo, se va a impresionar con lo que va a ver allí. |
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