Después de haber pasado dos veces por el aeropuerto Ezeiza en Buenos Aires, rumbo al Uruguay, y un par de intentos frustrados de visitar a Buenos Aires, el año pasado, en noviembre del 2002, por fin nos fue posible llegar a la Argentina. Tal y como aseguramos en aquel viaje que volveríamos a caminar por esta tierra del sur, así lo hicimos este año del 2003 en noviembre. Todo lo que habíamos dicho de este coloso amigo, ahora que hemos visitado otras ciudades y lugares, lo decimos dos veces. Porque si sólo nos tomó un viaje para captar el afecto y estimación que los argentinos brindan a los extranjeros, en esta segunda visita comprobamos que no es cosa de región ni casualidad.

Fue el área de Buenos Aires la que en este viaje visitamos. Realmente esta área de la Argentina siempre la habíamos considerado la más difícil porque de acuerdo a los comentarios podía ser un poco intimidante para quien no la conoce. Es una metrópolis grande, con unos trece millones de habitantes, concentrada en relativo poco espacio, lo cual puede dar lugar a ciertos desajustes. Pero el camino, caprichoso como siempre, designó que este viaje sería a la ciudad que un par de veces antes nos había negado, y sin pensarlo mucho a Buenos Aires nos fuimos.

Este viaje fue algo fuera de lo usual porque tuvimos la oportunidad de tratar con personas de la ciudad y del campo, bueno si vamos a ser exactos también de las vías fluviales de la región de Tigre. Lo importante es que lidiamos con personas que lo único que aparentan tener en común es que son argentinos.

Muy curiosa es la capacidad de recuperación de la Argentina. Hace dos años hubo ciertos problemas en este país que como resultado su economía se las vio en serias dificultades. El año pasado, cuando visitamos, la gente estaba dolida pero no se lamentaba mucho; ya en aquel momento el carácter jovial estaba compensado el malestar de la crisis. Este año en este viaje, sí se habla de aquel problema como se habla de cualquier otro pasaje de la historia nacional, pero todas las miradas están hacia el mañana, que sin lugar a dudas, con esa actitud, será mucho mejor.

Hacemos nota de que a nosotros nos gusta viajar y hasta cierto punto aventurarnos un poco; pero no tentar. Por eso es que en nuestros viajes no visitamos algunos barrios a no ser que nos acompañe un guía o alguien familiarizado con la ciudad. No es un problema de miedo, ni mucho menos de discriminar, al contrario. Nuestras observaciones no serán de acuerdo a ninguna guía o patrón en particular, pero nosotros sí la cantamos como la vemos. Si algún día, en el lugar que fuera, llegamos a tener un problema, ¡oh!, aquí lo vamos a contar. No por delatar a nadie, sólo porque es la única forma de mantener nuestra integridad. Por eso tratamos de ver todo lo que podemos sin cometer imprudencias que después injustamente perjudiquen a alguien.

Dicho esto, también decimos que en la Argentina, al menos donde hemos visitado en nuestros dos viajes, es posible que no hayamos visto algunas realidades pero con mucha certeza podemos decir que el crimen nosotros no lo vimos. Sí, nos contaron de incidentes donde les habían robado la cadena a señoras y motociclistas que arrebatan el bolso o cámara fotográfica, pero de ahí la cosa no pasa. Dada la fuente que nos lo contó, nosotros consideramos estos incidentes como ciertos. Recuerde que usted es un visitante y hay ciertos reflejos en su persona que necesitan un tiempo para poder asimilar y adaptarse a sus nuevos alrededores. No se aventure más allá de lo que la prudencia indica y sobre todo, no permita que pequeñeces estropeen su viaje que sólo como distracción y florecimiento cultural vale mucho más que todo el dinero.

Como habrán notado, nuestras numerosas pero sumamente limitadas experiencias en la Argentina han sido tan positivas todas que nuestro regreso a estas tierras del sur ya está escrito. Nuestros deseos son, además de volver a visitar lo ya conocido, llegarnos hasta Mendoza, Rosario, la Patagonia, las cataratas de Iguazú y tantos y tantos lugares más. A nuestros buenos amigos en la Argentina, y quien nos lea y desee que continuemos visitando la Argentina, tan pronto el camino lo permita, en el sur nos volveremos a ver.