Como de costumbre, hasta que no compramos los boletos del avión o hacemos las reservaciones del hotel, nosotros no sabemos a donde vamos. Este viaje estuvo bien planeado, por dos años estuvimos buscando detalles y estudiando los mapas, excepto que el destino era Escocia quedándonos en Edimburgo. No sabemos que pasó; y realmente ya nosotros ni tratamos de averiguar, a fin de cuentas, terminamos en Inglaterra quedándonos en Londres. Bueno, esta vez no fue tan lejos de donde planeábamos ir. Escocia y Edimburgo permanecen en nuestra lista de lugares que algún día esperamos visitar.

Dos semanas en Londres fue una experiencia inolvidable. Teníamos la ventaja de haber visitado Nueva York, que es muy similar a Londres en muchos aspectos; desde la diversidad de culturas hasta el subway y underground (como le llaman al metro en las dos ciudades). Aun así, Londres es asombroso y eso que no fuimos buscando nada en particular, como antigüedades, ropa, libros o artículo de coleccionista. Visitamos algunos pubs, presentaciones de teatro, el British Museum (Museo Británico), tomamos te y uno de nosotros hasta visitó una barbería, sin embargo, todo lo que hicimos fue bien superficial sin indagar a fondo nada en específico. Fue más bien lo que fuimos encontrando en nuestro camino en vez de ir en busca de algo en particular; lo que hicimos y vimos fue considerable.

El Metro, los autobuses locales y los trenes que salen de Londres al resto de Inglaterra, y el Reino Unido, están integrados en un mismo sistema de transporte que opera con una precisión al minuto. Una vez familiarizado con este sistema hicimos uso de él para visitar otras localidades fuera de Londres.

Lo que nos tomó por sorpresa fue que en cada uno de estos viajes encontramos mucho más de lo que fuimos a ver. Ciudades y pueblos con edificaciones que miden sus años en siglos. Ciudades y pueblos enteros que preceden no sólo al Internet ni a la luz eléctrica sino también a los sistemas de proveer agua y calefacción dentro de las casas. Iglesias con elegancia real apropiada para reyes y reinas que reinaron el mundo y elevaron sus imploraciones al cielo en ellas. Calles con arcos y puentes diseñados para cruzar a pie porque en aquellos tiempos eran pocos los que podían tener un caballo y nadie tenía automóviles o bicicletas porque aun no se habían inventado.

Desde el momento en que llegamos hasta ya en el avión de regreso nos sentimos bienvenidos y en nuestra casa. Todas las personas con que tratamos fueron cortes, respetuosas y muy dispuestas a proveer ayuda. Nuestro agradecimiento a todo quien nos ayudó a hacer este viaje a Inglaterra tan agradable y sobre todo a San Jorge, cuya presencia presentimos no solo en los dragones y banderas sino en toda nuestra estancia en Inglaterra.