“A España tenemos que agradecérselo todo,...” así dijo Antonio Maceo, héroe de las guerras de independencias cubanas y posiblemente el enemigo más fervoroso que España jamás haya enfrentado. Y es que aunque el destino, que es tan incierto y caprichoso, decida tomar parte contra ella, aun así, sería imposible dejar de admirarla y quererla. Por eso, aun sin fotos adecuadas y con información muy limitada, no dejamos pasar esta oportunidad para al menos ofrecerle un sincero reconocimiento en esta celebración.

España es tierra de naciones y culturas tan diversas que podría considerarse un continente en sí. Aun después de varios años de insistencia nacionalista son sus raíces tan profundas que las lenguas y costumbres de sus regiones permanecen tan diversas como las propias de países con poco o nada en común. Mundos tras mundos se abren a la curiosidad del turista según viaja de sus valles a sus montañas, de sus metrópolis a sus villas.

Como podemos ver en esta pobre selección de fotos, nuestras y otras presentadas aquí con licencias, el alma de España es tan variada a como da lugar la imaginación. Sus ciudades amuralladas, sus palacios sin igual, sus museos desde los más clásicos hasta los más extravagantes, son todas joyas que un caminante debe de admirar. Claro que todo no es arte, España ha sabido surgir después de arduas penas de una Guerra Civil sin par. Ya eso es cosa de los abuelos pero el ejemplo no debe pasar al olvido. Mucho esfuerzo, mucho trabajo, sin mendigar ni pedir ni recibir ayuda de nadie, ha retornado a su lugar entre las grandes potencias en la economía mundial. Por eso, y mucho más, tenemos que presentarla aunque no sea en todo su esplendor, pero sí con su gloria.

Madrid, que aun le llaman algunos de sus hijos “Capital del Mundo”, es sin lugar a dudas el orgullo del Mundo Hispano. No son sus riquezas, ni tampoco su historia, lo que nos atrae. Es la gracia de su gente, con ese encantador acento madrileño, que hacen de sus avenidas y paseos jardines florecientes. Barcelona de por sí es otra ciudad que no se puede ignorar. Su arquitectura, sus ramblas, su cultura catalana, es todo un espectáculo sin par para el visitante. Sevilla, Málaga, Cuenca, Córdoba, Santander, Bilbao, sin dejar de pensar en el resto de su costas mediterráneas, atlánticas y cantábricas o en las cordilleras concluyendo con los Pirineos y las Baleares y las Canarias, y bueno, España no tiene fin para quien desee conocerla.

España tiene todo lo que el caminante puede desear, bueno, un poquito más. Aunque este viaje fue sólo de pasada, un caramelo para ir saboreando, esperamos que el camino nos proporcione la oportunidad de regresar y tal vez poder continuar disfrutando de las maravillas que esta tierra encantadora ofrece. Sin rumbo, o con rumbo, esperamos encontrarnos un día cercano caminando por España.