Calles de México D.F.

Si hay algo en las ciudades de América Latina que de veras disfrutamos son sus calles, y México, D.F. es un magnífico ejemplo. Porque estas calles están diseñadas tanto para mover el tráfico de los automóviles como para el disfrute del paseo peatonal.

Para nosotros el caminar por la acera es más que un paseo, es una aventura. Decimos esto porque nunca sabemos si nos vamos a encontrar con alguien que de una forma u otra afecte nuestro día, tal vez la vida. Un parpadeo de ojos puede suceder en cualquier lugar, claro, cosas feas también son posibles. Pero no tiene que ser tan drástica la experiencia para que se convierta en aventura.

No que no tengamos piernas fuertes, ni que cada vez que podamos evitemos el caminar por la ciudad. En realidad agradecemos tanto estos paseos porque en nuestra ciudad no acostumbramos a trasladarnos a pie, siempre en automóvil. En muchos lugares piensan que esto es una maravilla, y hasta cierto punto lo es, pero después de un tiempo se vuelve algo aburrido.

En la ciudad de México es un lugar perfecto para ir a caminar. No para ir a un lugar específico, más bien para pasear mientras vamos en dirección de tal lugar o a ningún lugar. Claro, como turistas con tiempo limitado no podemos darnos el lujo de declararnos andarines, pero una escapadita siempre viene bien. Uno nunca sabe al doblar de qué esquina le espera el destino.

En una de las bellas calles de Ciudad México.

Antiguo acueducto en la avenida de Chapultepec

En el Centro Histórico pudimos caminar hasta que las piernas se nos rindieron. En Ciudad México también encontramos otros lugares propios para esta actividad. En la Zona Rosa es un buen ejemplo.

En el Paseo de la Reforma. Muchas de las calles de Ciudad México son paseos com amplias aceras provistas de bancos.

Bancos en el Paseo de la Reforma

Más es en el Paseo de la Reforma donde el organismo se siente en su ambiente. Allí pudimos caminar y caminar. Y cuando nos cansábamos, éste es un magnífico boulevard para sentarse a descansar y ver la gente pasar. O tal vez sentarse a leer el periódico mientras le dan brillo a los zapatos.

Estuvimos en otros lugares que también aparentaban ser ideales para pasear a pie o simplemente sentarse a disfrutar, pero como andábamos de prisa no llegamos a saborearlos.