Hay una sección en Teotihuacan a la cual le llaman La Ciudadela. Al llegar allí los españoles la confundieron con un fuerte y así la nombraron, y hasta hoy se le refiere por ese nombre a pesar que no era un fuerte.

La Ciudadela es un área bien nivelada, una plaza, rodeada por una ancha muralla de piedras sobre la cual había edificaciones, tal vez casas o pequeños monasterios. En el centro de la plazoleta interior hay algunas edificaciones más grandes, incluyendo los restos de una pirámide. Esta pirámide se encuentra en el centro y hacia la parte posterior de la plaza.

Como era costumbre, y se ha visto en muchas partes del mundo antiguo, tal pirámide fue construida sobre otra pirámide ya existente. En 1917 se descubrió la antigua construcción, de la cual una fachada había permanecido cubierta, y protegida, por la nueva pirámide. Fue como una cápsula de tiempo que permaneció durmiente por más de un milenio y medio, libre de la erosión de los elementos, de la propia civilización Teotihuacana y sobre todo de los conquistadores, tanto americanos como europeos. Lo muy interesante es que la pirámide que fue tapada demuestra unos relieves y tallados en roca de belleza inigualable. También nos provee una idea de lo colorido que eran estas edificaciones, porque ahora las vemos como pura roca pero en sus tiempos de esplendor eran todas pintadas de colores muy llamativos.

Representados en los tallados de la antigua pirámide están Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, y Tláloc, el dios de la lluvia. Quetzalcóatl era el protector de los hombres y también la esencia de lo mejor que una persona podía ansiar llegar a ser. Existen muchas leyendas de este ser, que ahora le llamamos mitológico. Una de ellas es el relato de como se robó el maíz para dárselo a los hombres. Siendo una cultura agrícola quien edificó Teotihuacan, Tláloc debe de haber tenido una importancia similar. El culto de ambos dioses continuó en las culturas de Mesoamérica hasta la llegada de los europeos.

Debido a ser Quetzalcóatl una de las figuras más pronunciadas en los tallados, a esta pirámide se le ha llamado el Templo de Quetzalcóatl. En las últimas décadas también se le ha rendido respeto a Tláloc agregándole al nombre de la edificación, Templo de Quetzalcóatl y Tláloc. Claro, estos nombres son los que nuestra civilización, basada en nuestras ciencias, les ha dado a estas construcciones, que posiblemente estén muy lejos de lo que en realidad la pirámide significaba. Es mas, ha surgido una nueva teoría, que cada día está captando más aceptación, donde se considera que no era un templo dedicado a una deidad sino una forma de calendario. Aunque se le sigue refiriendo por la Pirámide de la Serpiente Emplumada.

Las dos veces que hemos visitado Teotihuacan los guías nos han llevado a La Ciudadela primero. Con los deseos de ver el resto nos hemos apurado un poco en esta sección de Teotihuacan. Un error que no volveremos a cometer la próxima vez que visitemos.