Listos para empezar a caminar sin rumbo, nos disponemos a emprender un nuevo viaje. Guatemala, histórica y salvaje, suena como una buena idea. Sabemos que este es el límite sur de las migraciones de algunas aves. Tenemos una idea de la abundante fauna y flora tropical de sus selvas aun vírgenes. Los libros de antaño la describen como el asiento de la cultura Maya y capital de Centro América. Y como faltó poco para que José Martí y Rubén Darío se quedaran allí, sin vacilar más, a Guatemala nos vamos.

Nuestra impresión del país es muy positiva. Durante nuestra estancia de apenas cuatro días confirmamos todas nuestras dudas. Quedamos totalmente complacidos con lo que logramos ver y disfrutar como simples turistas. En realidad le huimos a los problemas políticos pero conversamos con todas las personas que nos brindan su tiempo. Y escuchamos todo los que se nos dice, que lo creamos o no, eso es otra cosa. Le prestamos mucha atención a la forma y el tema, tal vez más que a las palabras, y así sacamos nuestras conclusiones.

El único detalle que nos preocupó fueron las armas largas de los empleados de seguridad privada. No llegamos a saber el porque. Nos imaginamos que es un rezago del tiempo de las guerrillas. Hace unos quince años la violencia cesó en Guatemala, la tregua fue firmada entre el gobierno de entonces y aquellos en oposición. Para conmemorar tan solemne acuerdo se encendió una antorcha. La llama aun resplandece en el parque central de la Ciudad de Guatemala. Le llaman la Antorcha Perpetua, amén.

Fue poco el tiempo que estuvimos allí, aun así no oímos un solo disparo. No presenciamos ningún delito. Nadie nos mencionó el tema de revolución o huelgas. Tampoco nadie nos demostró interés en ir a vivir a los Estados Unidos, como es muy común en otros lugares. Al contrario, todas las personas con que tuvimos contacto sólo estaban interesadas en desarrollar sus labores. Y todos, desde algunas oficinas del gobierno que visitamos hasta los vendedores ambulantes, se comportaron con sumo respeto y admirable eficiencia.

Las calles de las ciudades y los parques están limpios. Muchos edificios y casas aun tienen la pintura fresca. Vimos varios edificios grandes de cristal y arquitectura ultra moderna. Otros donde la fachada son murales simbólicos del arte Maya, también muy bonitos y atractivos.

La escuela pública, por lo menos la primaria, llega hasta los pueblos más remotos que visitamos. La escuela privada es ofrecida como una opción. Hay varias universidades, si mal no recordamos, una pública y siete privadas.

No tuvimos tiempo de indagar en el comercio privado. Según algunos panfletos que logramos ver en el hotel, la economía y la moneda nacional se han mantenido estables en los últimos años. Los beneficios mandatorios para los empleados son más que en los Estados Unidos, pero no tanto que ahoguen al empleador. La industria del turismo se encuentra bien desarrollada.