Un día en Antigua |
Antigua |
Guatemala |
Caminando sin rumbo |
Las catacumbas bajo la catedral son lo suficiente para asustar a cualquiera. Son oscuras como la noche sin luna. Tienen la humedad de más de trescientos años. Y hay personas enterradas en ellas. Pero no fue tan trágico nuestro día en Antigua. |
Nuestro guía, José Luis, quien se conoce la ciudad como la palma de su mano, nos llevó primero a ver un par de interesantes y agradables hoteles. Uno de ellos alojado en un antiguo monasterio con varios patios internos llenos de flores. Por cierto, en una tercera parte del patio principal hay unas ruinas. En otra tercera parte estaban preparando una boda que por la cantidad de mesas, mitad del pueblo debe haber estado invitado. En la otra tercera parte, si quitáramos los árboles, se podría construir un terreno de baseball, con jardines y todo. El patio del otro hotel no era más pequeño. Después visitamos una fábrica de jade donde pulen la roca hasta que brille. Ya que el padre de José Luis se encontraba en Antigua, decidimos irlo a visitar. |
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Encontramos al Doctor Zebaduá haciéndole pequeños arreglos a su casa. Nuestra visita fue en cuaresma y debido a que Semana Santa es tan especial en Antigua, nunca faltan amistades sin hospedaje. El buen Doctor ya se estaba preparando para no dejar a nadie sin techo. El amistoso y hospitalario carácter guatemalteco hizo que el doctor dejara lo que estaba haciendo y saliéramos los cuatros a disfrutar de ese gran museo lleno de actividades que es Antigua. |
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Al parque central o Plaza Mayor nos fuimos. Como ciudad colonial, los edificios que fueron del gobierno y la Catedral de Santiago rodean el parque. La catedral se está reconstruyendo ya que se derrumbó casi toda en el terremoto de 1773. Se puede entrar al área que se está arreglando, y así lo hicimos. Es impresionante el tamaño de esta iglesia, dicen los libros que es la más grande de Centro América. En algunos arcos aun permanecen los relieves originales del detallado diseño. Bajo todo esto se encuentran las tétricas catacumbas. Es muy posible que los restos de Don Pedro de Alvarado y su esposa Doña Beatriz se hallen enterrados aquí. |
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Próximo a la catedral está el edificio de la primera universidad de Guatemala. Está fue la tercera escuela de este nivel en el Nuevo Mundo. Su exterior es una masiva pared que se eleva por unos dos pisos. Se notan en relieve los escudos de España y del Vaticano a todo lo largo de la pared que encierra media manzana. El interior del edificio nos lo detallaron de ser de gran gusto. No pudimos verlo porque estaba cerrado y las dos señoras que estaban alojadas en la puerta insistían en vendernos algo. Decidimos que era mejor ir a almorzar. |
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El parque central ofrece suficiente actividades para entretener a cualquiera que este aburrido. Los vendedores se sobran, pero no son insoportables. Un simple y firme «no, gracias» basta para que no insistan. Algunos turistas, quemados que parecen camarones hervidos, descansan en los bancos. Los jinetes llegan y se van. Los enamorados parecen palomas. Los niños, bueno ¿qué no hacen los niños y las niñas en el parque? y las marimbas suenan y suenan. El rato que pasamos allí nos pareció como un circo de tres círculos. Imposible estar en todas.
Después que dejamos al doctor en su casa, aprovechamos la tarde para visitar un pueblo cercano. En este otro pueblo fuimos a una tiendecita donde tejen ropa típica. La dueña de la cual ha ganado premios internacionales por la autenticidad de sus diseños. |
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Un par de horas más tarde estábamos de vuelta en Antigua. Paseando en el automóvil vimos y nos bajamos en un lugar que rentan el uso de computadoras, Internet café. Tenían unos seis u ocho sistemas operando que por un precio módico se pueden conectar a la Web. Como todas estaban ocupadas, seguimos nuestro camino hacia la iglesia de Nuestra Señora de La Merced. Después fuimos a dos mercados donde venden todo tipo de artesanías, o trofeos para aquellos que les gusta regatear el precio de las cosas. Nos retiramos a despedirnos del doctor, lo cual dio lugar a otra agradable conversación y nos marchamos de noche a la nueva ciudad de Guatemala. |
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Fue el sábado, 25 de marzo del 2000, que estuvimos en Antigua. Este tiempo es el final de la temporada de seca. Durante todo el día no fuimos molestados por ninguna mosca ni ningún otro bicho perturbador. |