Desde la ciudad de Guatemala emprendimos nuestro viaje hacia Antigua. José Luis, nuestro nuevo guía y chofer, nos recogió en el hotel temprano en la mañana, alrededor de las 9:00 AM. De inmediato, sin prisa pero sin perder tiempo, estábamos atravesando la ciudad de Guatemala camino a las afueras. No tenemos la menor idea que ruta tomamos, era nuestro segundo día en este país y aun estábamos algo desorientados, o tal vez medios dormidos.

La conglomeración de edificios y casas empezó a disminuir gradualmente. Cesando por completo cuando la carretera comenzó ascender una montaña. Ya a una buena distancia se produjo un claro en el lado que daba a la ciudad. Arrimamos el automóvil y logramos ver la capital desde lo alto. Era aun temprano y la neblina se había esparcido lo suficiente para poder admirar el paisaje, pero no lo suficiente para lograr fotos claras. A la vuelta ya era de noche cuando pasamos por esta sección y preferimos deberle las fotos hasta nuestra próxima visita. Por cierto, hay algunos restaurantes típicos en esta zona donde puede almorzar o cenar y a la vez disfrutar de una impresionante vista.

En el camino se ven los tres volcanes que rodean la ciudad de Antigua. Volcán de Agua, que se ve bien claro desde la ciudad de Guatemala. Volcán de Fuego, que de vez en cuando echa su humito y también chispitas. Y Volcán Acatenango, que es el más alto de los tres midiendo casi 4,000 metros o pasado los 13,000 pies. No estaban activos cuando estuvimos allí, aunque nos dijeron que uno de ellos tuvo pequeñas erupciones un par de meses antes. Nada peligroso y un espectáculo inolvidable para la persona que nunca ha visto un volcán rugir.

Durante el viaje notamos algunas gasolineras, en una de las cuales paramos por combustible para el carro. Por secciones hay muchos pequeños comercios dedicados al abastecimiento local. También personas a la orilla de la carretera transportando mercancía, algunos en bicicletas o a pie.

Al poco rato, después de un par de montañas, estábamos en Antigua. Efectuamos la travesía, incluyendo las dos paradas, en unos 45 minutos. La carretera entre las dos ciudades se encontraba en excelente estado. Los rótulos o letreros del tránsito indicaban con claridad las condiciones de la vía al igual que la destinación de los ramales. No vimos ningún peligro en la forma de pendientes, curvas o cruces sin señales, claro el conductor debe mantener prudencia en todo momento.