Machu Picchu se encuentra rodeado de montaña que albergan selvas tropicales, o al menos esa fue la impresión que nos llevamos. Y en toda esta vegetación se ven flores, muchas que sin dudas son silvestres y otras que no parece ser posible que crezcan entre la maleza.

Nuestro guía nos dijo que en las terrazas de Machu Picchu los Incas cultivaban la coca. Para nosotros eso es algo no muy aceptable y tal parece que el guía lo notó en nuestros rostros. Entonces nos dijo -“Oh, no se preocupen de la coca. Ven esa campana que aparenta ser tan inocente. Esa es la que usaban los Incas cuando querían hacer algo fuerte.” Resulta ser que tenemos un arbusto de esas campanas en nuestra casa en Miami.

Son muchas las flores de gran variedad que crecen en aquella región. También vimos algunas aves, reptiles, y las simpáticas llamas que caminaban por todas partes como si ellas fueran las dueñas de todo aquello, y ¡tal vez lo sean!

Y hay piedras, muchísimas piedras de todos los tamaños y todas las formas. Y también hay cuarzo. Según nos dijo el guía Machu Picchu está construido sobre una cama de cuarzo y no es extraño ver algunas piedras con vetas de este material. Claro, los pedazos que estaban sueltos ya se lo han llevado los turistas.