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En el Cerro de Montevideo, que desde lejos no aparenta ser muy alto a pesar que su cúspide logra los 132 metros de elevación, hay muchas casas. Nos informan que son varios barrios, integrados por descendientes de inmigrantes europeos. No de un solo país, sino más bien de toda Europa; así como españoles, italianos, lituanos, polacos, rusos, armenios y otros. El principio del siglo XX no fue fácil en Europa, mucho menos durante sus Guerras Mundiales. El Uruguay, al igual que muchos otros países del Nuevo Mundo, abrió sus brazos a aquellos necesitados y el Cerro se pobló. |
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Según recordamos algo de lo que hemos leído, fue el Cerro quien dio el nombre a Montevideo. Resulta ser que cuando la costa norte del Río de la Plata aun no era poblada por europeos, lo que es hoy el Uruguay fue tomado por los portugueses. El asentamiento que usaron como base principal fue la ciudad de Colonia del Sacramento, fundada en 1680. Durante aquel período, un capitán portugués se refirió a la zona de Montevideo por ser donde había visto un monte, el Cerro. Algunos historiadores consideran que fue en la expedición de Magallanes cuando a la zona de Montevideo se le llamó “Monte Vidi” por primera vez; lo cual es muy posible y hace el nombramiento 160 años más antiguo. En lo que todos están de acuerdo es que el nombre proviene del portugués. Después de algunos ajustes en la lengua y dos o tres siglos de continuos esfuerzos, encontramos la bella capital a un lado de la bahía y al Cerro observándola desde enfrente. |
La historia del Cerro es aun mucho más antigua que la expedición de Magallanes (1520) o aun la del propio Solís (1516) que fue el primer europeo en navegar las aguas del Río de la Plata. Es muy posible que esta colina fuera de gran importancia, y tal vez hasta sagrada, para los habitantes del área de Montevideo, los charrúas, antes de la llegada de los europeos. |
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Los charrúas enterraban a sus muertos con cierta reverencia. Los parientes del fallecido se aplicaban torturas físicas y junto con el cadáver enterraban algunas pertenencias del difunto. Una vez que el caballo fue introducido en aquellas regiones y este animal se volvió esencial en la cultura Charrúa, en los entierros mataban al caballo del fallecido sobre su tumba. Lo cual nos lleva a pensar que los charrúas sí efectuaban ceremonias que indicaban ciertas creencias en la vida después de la muerte y cierto respeto por sus muertos.
Lo interesante es que los charrúas seleccionaban algún lugar alto para sepultar sus muertos. En el Cerro, que es una de las elevaciones más alta de la región, se han encontrado tumbas o al menos las armas y utensilios que eran enterrados en tales tumbas. Lo cual, que no podemos confirmar por la falta de conocimientos de la cultura Charrúa, es muy probable que haga del Cerro de Montevideo un lugar sagrado. |
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A esta área no se le considera turística, y eso es lo que más nos gustó. Según ciertas personas con quienes hablamos, es una zona pobre. Si ese es el caso, ¡los uruguayos no saben lo que es pobreza!
Es cierto que no son mansiones. Y hay algo de desorden, pero en ningún momento nos sentimos mal en aquellos barrios. Al contrario, como todo el Uruguay que conocemos, son acogedores y el respeto es el mismo que en el centro de Montevideo. |
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Sobre el Cerro encontrará el Museo Militar Fortaleza General Artigas. Según tenemos entendido este fuerte fue construido en 1808, la última fortificación militar en el Uruguay durante la colonia. No era parte de la defensa de la ciudad, su función siendo proteger la farola.
El museo es atendido por militares que son amables al extremo. La colección de armas en este museo es muy atractiva, aun para personas que no sabemos mucho de eso. Son exhibidas en salas donde murales explican la historia del Uruguay. Lo que más nos llamó la atención fueron las frases heroicas y los actos de valentía que forjaron esta nación. Y claro, como cubanos americanos que somos, la imagen de la patrona de la artillería, Santa Bárbara bendita. |
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