Cuando llegamos a Cayo hueso, aparentemente, ya había otro crucero allí y el de nuestras aventuras lo amarraron a un muelle en una zona del ejército, o la marina, o algo así, el caso es que era una zona restringida sin acceso al público. Lo bueno de esto fue que pudimos ver algunos barcos no usuales como el que enseñamos en la foto que es de investigaciones marinas.

Después nos fuimos a ver una marina común y corriente, donde hay desde botes bien pequeños, si mal no recordamos le llamaban chalupas allá en Cojímar cuando filmaban el “Viejo y el Mar”, hasta yates de pesquería ya grandecitos.

Y ya que todo estaba tranquilo por esta marina y nadie despierto con quien charlar un rato, parece que la noche anterior la fiesta fue seria, nos fuimos a merendar unas frituras de caracol.