Cayo Hueso no es muy grande, pero tampoco es muy pequeño. Entonces nos enfrentamos al dilema de disfrutarlo a pie, en bicicleta o en uno de los autos que por sus calles vemos en todas partes. Realmente son los carritos que vemos en los campos de golf, o muy parecidos, con una carrocería que varía desde convertible hasta imitación de los autos lujosos.

En nuestras últimas visitas al Cayo hemos rentado de estos autos y realmente, son muy prácticos, fáciles de maniobrar y cómodos tanto cuando vamos viajando en ellos como para montarnos y bajarnos de ellos. Ideales para las visitas de las paradas de los cruceros; en uno de estos autos durante las cuatro o cinco horas que dura la visita se puede recorrer gran parte de la zona turística y hasta parar para tomar fotos en un par de marinas, comer unas frituras de cobo y tomarse un refresquito.

Siempre le hemos rentado a la misma señora, pero parece que hay varios lugares donde se pueden rentar. Nos dijo la señora que teníamos que tener cuidado si empezaba a llover, no por el agua que cae del cielo sino por la que salpica de los charcos. Cierto que la primera vez que lo manejamos nos tomó un par de intentos acostumbrarnos a la forma en que aceleran y frenan, algo simpático que después nos dio la impresión que estábamos en uno de aquellos autos eléctricos que montábamos cuando éramos pequeños. Se trasladan bien pero no alcanzan gran velocidad, después de todo, no son autos de carrera, más bien de chulería.